Todo parecía hacerse más fácil cuando los problemas se evaporaban en una entrada convertidas en historias ajenas, historias que inventaba como si de los sentimientos de otra se tratasen.
Un día deje de hacerlo, no recuerdo muy bien porque, dejé de dedicarme esos momentos a mi misma, esos ratos en los que reflexionaba de aquellas inquietudes. Ese día comencé a olvidar quien era.
¿Os ha pasado alguna vez? Supongo que todos en nuestra vida tenemos ese instante, ese resquicio en el cual de pronto, se nos olvida hasta nuestro nombre, hasta cual era el color de nuestro pelo antes de que todo comenzara.
Nos sumergimos cada día en eso tan poco sencillo a lo que llamamos vivir. Madrugamos cada mañana sin pensar claramente en los motivos por los que el despertador nos empuja fuera de los sueños, olvidando de repente toda la noche que hemos pasado viajando por las profundidades de nuestra mente.
Y hoy de pronto echo la vista atrás con tristeza, como no necesitar esos momentos a solas, conociéndonos, hablando con nosotros mismos.
Acaso esperamos que la vida nos depare todo eso que ansiamos , si ni si quiera nos detuvimos a pensar que queremos de ella...
No se muy bien a que punto llegué... como antes dije recién despierto de un largo viaje en el que anduve algo perdida.
Tan solo quería gritar... QUE SIGO AQUÍ